sábado, 23 de febrero de 2013

23 de febrero, "Día del hombre" en Rusia


Hoy se celebra en Rusia el “Día del defensor de la patria”,  pero en realidad, la solemnidad del nombre pierde fuerza frente a la realidad, ya que en la práctica, es “El día del hombre”.
En los tiempos de la Unión Soviética, se llamaba “Día del Ejército Rojo”, pero hace casi 20 años lo rebautizaron, una de las tantas adaptaciones que tuvo que hacer este país tras la caída de la URSS.
La celebración está considerada como la versión masculina del 8 de marzo (Día internacional de la mujer).
En un país donde la mujer es halagada constantemente, y donde lo normal es que el hombre se haga cargo de todos los gastos en cada salida, el hecho de que hoy los roles se inviertan, convierte al 23 de febrero en un día bastante curioso.
Los nuevos rusos no son pocos, y para ellos hay algunas ofertas bizarras para celebrar su día, por ejemplo un vuelo de tres horas a la estratósfera en un caza a reacción Mig-29, a velocidad ultrasónica y con acrobacias del piloto incluidas: precio: 20.000 dólares; un paseo de cuatro horas en un tanque de guerra, atravesando bosques y disparando artillería del tanque: 2.500 dólares.  

Un vuelo de tres horas a la estratósfera, a 22 km de altura, en un Mig-29, por 20.000 dólares.




En 1922, se declaró el 23 de febrero "Día del defensor de la patria". 


El rol de la mujer


Rusia es un país donde la mujer sigue ocupando un lugar irrelevante en la escala social. Con el riesgo de cometer la injusticia que implica toda generalización, no es descabellado afirmar que en la vida cotidiana, en Rusia los hombres hablan de negocios mientras las mujeres hablan de amor y sueñan con una boda espectacular.  Una chica de más de 25, soltera, muchas veces es vista como alguien a quien se le pasó el arroz, y la edad se reduce mucho más en ciudades pequeñas y pueblos.
Después de haber visto, por ejemplo, el movimiento emancipador de las mujeres alemanas, tan obstinadas (a veces rozando el ridículo) en la lucha por la igualdad de sexos hasta el extremo de ofenderse por un acto de cortesía como el de abrir una puerta para que la dama pase primero, Rusia es un viaje al pasado en ese aspecto. En este país, la mujer sigue esperando esos gestos de caballerosidad, ya sea que su pareja le abra la puerta del taxi antes de bajar o acuda a la cita con un ramo de  flores (pero cuidado, siempre un número impar, los rusos son muy supersticiosos y los números pares sólo son para funerales).  Los hombres parecen regodearse en ese rol de complacer a su media naranja.






Ser mujer en la Rusia moderna es bastante duro. Por eso se ha formado el “Partido para las mujeres rusas”, que comenzó como un movimiento de lucha para recuperar los beneficios perdidos por las mujeres tras la caída de la URSS. En los años de la Unión Soviética, el 92 por ciento de las mujeres tenía trabajo (la mayoría media jornada), la licencia por maternidad era de casi cuatro meses con el 100 por ciento del sueldo, más un año de licencia sin goce de sueldo.
Hoy en día, esos beneficios se han reducido notablemente, los hombres ganan más, a veces mucho más, entre un 35 y un 40 por ciento, las mujeres suelen ser las primeras despedidas en caso de reducción de personal, sigue habiendo muchos casos de despidos por embarazo  (aunque la ley lo prohíba), y un tercio de las mujeres rusas mayores de 45 años dice que vivirían mucho mejor si hubieran nacido hombre. En la Duma, el parlamento ruso, en la Cámara Baja las mujeres ocupan el 13 por ciento de las bancas (un porcentaje bajo comparado con Argentina (37 %), pero aceptable, por ejemplo, frente a Brasil (8%).
Las buenas migas entre el gobierno de Putin y la Iglesia Ortodoxa tampoco favorecen la posición de la mujer, el clérigo desacredita las ideas de igualdad de género y pugna por un “renacimiento espiritual de Rusia”. O sea, la mujer en casa y criando a los hijos, y el hombre trabajando...Y obviamente, ¡los domingos a misa! Un proyecto más que ambicioso por parte de la Iglesia, considerando que hasta hace algo más de dos décadas, en el colegio se enseñaba una materia llamada "Ateísmo".

viernes, 15 de febrero de 2013

Rusia, tierra de fumadores


Llevo seis meses viviendo en Rusia y la verdad, cada vez me gusta más. Pero hoy voy a escribir sobre uno de los aspectos en los que este país pierde puntos: el cigarrillo.
Rusia sigue siendo uno de los pocos lugares del mundo donde se puede fumar en cualquier lado. Prácticamente no hay ningún tipo de restricciones, se fuma en bares, restaurantes, oficinas públicas, etc. El precio promedio de un atado de 20 es de 1,50 dólar. Si bien existen campañas del tipo “fumar mata” en los paquetes de cigarrillos, son medidas irrisorias mientras no haya una política de Estado que acompañe.
El otro día estaba en The Hat, uno de los bares de San Petersburgo que más me gusta. Todas las noches tocan bandas de jazz, la entrada es gratuita y como suele suceder en estos casos, las bebidas son un poco más caras (una cerveza 5 dólares); me senté en la barra y me di cuenta de que yo era el único no fumador en un grupo de 15. Le pregunté a una amiga si conocía algún bar para no fumadores en esta ciudad de cinco millones de habitantes, y me dijo que el único que conocía se fundió.
Hace 11 años que en Rusia se presentó un proyecto de ley para prohibir fumar en lugares públicos, y una y otra vez ha sido cajoneado. En mayo del año pasado parecía que avanzaba, pero apenas 48 horas después de haber sido presentado por el Ministerio de Salud, que incluso publicó el proyecto de ley en su página de internet, fue retirado para “seguir siendo elaborado”, por recomendaciones de los Ministerios de Comercio y Desarrollo Económico, de Industria y Comercio, y de Agricultura. Obviamente, las razones son claras: una estricta ley antitabaco traería consecuencias desastrosas para el sector.
Mientras hacen lobby, Philip Morris y British American Tobacco dicen que incluso peligrarían un millón de pequeños establecimientos que en gran parte subsisten gracias a la venta de cigarrillos. Después de China, Rusia es el segundo país del mundo en el mercado de las tabacaleras. El 65 por ciento de los hombres y el 25 de las mujeres fuman, y la mayoría empieza entre los 15 y los 18 años.



Quiosco de cigarrillos en San Petersburgo.



Se triplicó el porcentaje de fumadoras en dos décadas


Pero acá viene el dato más interesante: durante los años de la Unión Soviética, solamente fumaba el  siete por ciento de las mujeres (el porcentaje de hombres era similar al de ahora, apenas un cinco por ciento menos), es decir que se ha triplicado el número de mujeres fumadoras. Durante la URSS, no existía publicidad de cigarrillos, pero cuando cayó el comunismo, Philip Morris, American Tobacco y Japan Tobacco International invirtieron 1.700 millones de dólares en promover “el estilo de vida occidental”, espeialmente tratando de conquistar al público femenino. Mientras tanto, se quedaron con el 60 por ciento del mercado tabacalero una vez privatizado. La campaña fue tan agresiva, que en 1992, en Moscú, la mitad de las gigantografías y el 75 por ciento de las bolsas de supermercados contenían publicidad de cigarrillos. E incluso el diseño de algunos paquetes, más que cigarrilos parecen perfumes, a veces con gran predominio del rosa, para atraer a las adolescentes.




La primera, tercera y sexta imágenes son avisos de cigarrillos, las otras de perfumes.


El eslogan dice algo así como "si no se puede, pero tengo muchas ganas, entonces se puede...".


La epidemia del cigarrillo es alarmante. Rusia es un país enorme que apenas tiene 142 millones de habitantes, una tasa de natalidad cada vez más baja y en el que la mitad de las muertes de hombres están relacionadas con el cigarrillo. Si el número de mujeres fumadoras sigue aumentando, las consecuencias demográficas serán desastrosas en una nación que si bien está lejos de los niveles de “envejecimiento poblacional” de los países europeos, necesita gente.
Hace poco, el presidente Putin les dijo a los rusos que “para que nuestro país sea fuerte, cada familia debería tener tres hijos”, tarea nada sencilla en una nación donde no abundan las ayudas del Estado y buena parte de la población no gana más de 800 dólares por mes.
Mientras tanto, mi consejo para no fumadores que estén pensando en venir a Rusia es  memorizar la frase “ia nie kúriu” (yo no fumo), porque no hay día en que algún ruso no te pare por la calle para manguearte fasos.