Llevo seis meses viviendo en Rusia y la verdad, cada vez me gusta más. Pero hoy voy a
escribir sobre uno de los aspectos en los que este país pierde puntos: el
cigarrillo.
Rusia sigue
siendo uno de los pocos lugares del mundo donde se puede fumar en cualquier
lado. Prácticamente no hay ningún tipo de restricciones, se fuma en bares,
restaurantes, oficinas públicas, etc. El precio promedio de un atado de 20 es
de 1,50 dólar. Si bien existen campañas del tipo “fumar mata” en los paquetes
de cigarrillos, son medidas irrisorias mientras no haya una política de Estado
que acompañe.
El otro día
estaba en The Hat, uno de los bares de San Petersburgo que más me gusta. Todas
las noches tocan bandas de jazz, la entrada es gratuita y como suele suceder en
estos casos, las bebidas son un poco más caras (una cerveza 5 dólares); me senté en
la barra y me di cuenta de que yo era el único no fumador en un grupo de
15. Le pregunté a una amiga si conocía algún bar para no fumadores en esta
ciudad de cinco millones de habitantes, y me dijo que el único que conocía se
fundió.
Hace 11
años que en Rusia se presentó un proyecto de ley para prohibir fumar en lugares
públicos, y una y otra vez ha sido cajoneado. En mayo del año pasado parecía
que avanzaba, pero apenas 48 horas después de haber sido presentado por el
Ministerio de Salud, que incluso publicó el proyecto de ley en su página de
internet, fue retirado para “seguir siendo elaborado”, por recomendaciones de
los Ministerios de Comercio y Desarrollo Económico, de Industria y Comercio, y
de Agricultura. Obviamente, las razones son claras: una estricta ley antitabaco
traería consecuencias desastrosas para el sector.
Mientras hacen lobby, Philip Morris y British
American Tobacco dicen que incluso peligrarían un millón de pequeños establecimientos
que en gran parte subsisten gracias a la venta de cigarrillos. Después de
China, Rusia es el segundo país del mundo en el mercado de las tabacaleras. El
65 por ciento de los hombres y el 25 de las mujeres fuman, y la mayoría empieza
entre los 15 y los 18 años.
Quiosco de cigarrillos en San Petersburgo.
Se triplicó el porcentaje de fumadoras en dos
décadas
Pero acá
viene el dato más interesante: durante los años de la Unión Soviética,
solamente fumaba el siete por ciento de
las mujeres (el porcentaje de hombres era similar al de ahora, apenas un cinco
por ciento menos), es decir que se ha triplicado el número de mujeres fumadoras.
Durante la URSS, no existía publicidad de cigarrillos, pero cuando cayó el
comunismo, Philip Morris, American Tobacco y Japan Tobacco International
invirtieron 1.700 millones de dólares en promover “el estilo de vida occidental”, espeialmente tratando de conquistar al público femenino. Mientras tanto, se quedaron con el 60 por ciento del mercado tabacalero una vez
privatizado. La campaña fue tan agresiva, que en 1992, en Moscú, la mitad de
las gigantografías y el 75 por ciento de las bolsas de supermercados contenían
publicidad de cigarrillos. E incluso el diseño de algunos paquetes, más que cigarrilos parecen perfumes, a veces con gran predominio del rosa, para
atraer a las adolescentes.
La primera, tercera y sexta imágenes son avisos de cigarrillos, las otras de perfumes.
El eslogan dice algo así como "si no se puede, pero tengo muchas ganas, entonces se puede...".
La epidemia
del cigarrillo es alarmante. Rusia es un país enorme que apenas tiene 142
millones de habitantes, una tasa de natalidad cada vez más baja y en el que la
mitad de las muertes de hombres están relacionadas con el cigarrillo. Si el
número de mujeres fumadoras sigue aumentando, las consecuencias demográficas
serán desastrosas en una nación que si bien está lejos de los niveles de “envejecimiento
poblacional” de los países europeos, necesita gente.
Hace poco,
el presidente Putin les dijo a los rusos que “para que nuestro país sea fuerte,
cada familia debería tener tres hijos”, tarea nada sencilla en una nación donde no
abundan las ayudas del Estado y buena parte de la población no gana más de 800 dólares por mes.
Mientras
tanto, mi consejo para no fumadores que estén pensando en venir a Rusia es memorizar la frase “ia nie kúriu” (yo no
fumo), porque no hay día en que algún ruso no te pare por la calle para manguearte
fasos.
Que terrible Mauro... y te lo dice una que había dejado y ahora, por razones obvias y stress galopante, empezó nuevamente. Igual tranqui, no más de tres por día... es que como me ven muy adolescente me tientan viste...
ResponderEliminarCuidate, te esperamos!
beso
Jesi
No me sorprendería que proximamente la propaganda de Rusia se dirija hacia "los oprimidos del mundo", aquellos execrados sociales obligados a compartir una baldosa en alguna vereda abarrotada de fumadores. "Emigre al norte de Europa donde su libertad será respetada" "Rusia adalid de libertades" "Fumando esperamos a los avasallados del mundo"
ResponderEliminarhttp://spanish.ruvr.ru/2013_02_18/Rusia-fumar-escuelas-lucha/
ResponderEliminarhttp://m.rusiahoy.com/sociedad/2013/01/31/rusia_quiere_librarse_de_los_malos_humos_24453.html