jueves, 23 de agosto de 2012

El descanso de Lenin, una momia en la Plaza Roja

Hace unos días visité el mausoleo de Lenin, bizarro momento, su aspecto me recordó a las figuras de cera del Madame Tusseaus de Londres.
Ironías de la vida, el líder de la Revolución de Octubre descansa varios metros bajo tierra en plena Plaza Roja, a metros de unos de los shopping centers más grandes del mundo, y para colmo de males, contra su voluntad, ya que había pedido ser enterrado junto a su esposa.

El sarcófago siempre está a una temperatura de 16 grados, y una humedad del 80 por ciento, custodiado por soldados que controlan que nadie rompa el orden ni saque fotos a escondidas. Una vez por semana, al cuerpo le aplican un blanqueador para combatir los hongos, y aparentemente, de vez en cuando le cambian el traje.

Desde la caída de la URSS, las colas no son tan largas, y cada vez menos gente está a favor de mantener el morboso espectáculo. El principal obstáculo es el lobby que hacen las agencias de viajes, que sostienen que incluir la visita al mausoleo aumenta notablemente el interés turístico.

Para ver a "la momia" no hay que pagar entrada, el trámite dura cinco minutos, hay una cola que no se detiene y avanza como si fuera una peregrinación, antes de entrar se pasa un control policial y a pocos metros hay habilitada una oficina para dejar la cámara de fotos. Cuando se ingresa, se da una vueltita por el féretro encofrado y listo, Good Bye Lenin.

1 comentario: