Ayer 2 de
marzo cumplió 82 años Mijail Gorbachov, el último presidente de la Unión
Soviética. El presidente ruso Vladimir
Putin le mandó un mensaje y le dedicó unas amables palabras, alabando las
tareas sociales y benéficas que desarrolla el ex líder soviético a través de la
fundación que lleva su nombre. La salutación
parece calmar las aguas tras el encontronazo que habían protagonizado hace un
año y pico, cuando Gorbachov acusó a Putin de fraude en el triunfo electoral, y
el presidente ruso le tiró con artillería pesada recordándole el desastroso fin
de la URSS: “Había que luchar por la integridad territorial de nuestro Estado
de manera más insistente, consecuente y osada, y no esconder la cabeza bajo la
arena dejando el culo al aire”, dijo Putin, en alusión a la facilidad con que muchas regiones lograron independizarse de la URSS. En varias de esas nuevas naciones, especialmente en Asia Central, la realidad es que hoy por hoy, la población vive mucho peor que hace 25 años, y cada vez más gente de esos países intenta probar suerte en Rusia, donde ya viven en la ilegalidad millones de uzbekos y tayikos.
Perestroika (reestructuración), la palabra rusa mundialmente conocida para explicar el fin de la URSS.
Un
paralelismo con Maradona
Describir
la imagen de Gorbachov en la Rusia moderna es tan difícil como decir qué opinan
los argentinos de Maradona. Todo depende de con quién hables.
Pero admito
que antes de venir a Rusia, tenía la idea que de alguna manera me había
inculcado el mundo occidental sobre Gorbachov, o sea, bastante positiva, pero
escuchando a los rusos, esa imagen se transforma radicalmente y diría que la
mayoría ve con desprecio e indiferencia la figura del hombre que permitió la
desintegración de la URSS. Creo que todo se podría resumir en que Gorbachov se
equivocó demasiado, y cuando un político comete demasiados errores, en la
memoria colectiva no hay lugar para recordar sus aciertos.
Perestroika, "este es el apoyo del arte vivo de las masas", reza la estampilla de 1988.
Reproches
La mayoría le reprocha no haber medido las
consecuencias de la perestroika, en
otras palabras, no haberse preguntado qué pasaría con esas millones de personas
que vivían dignamente cobijados por el comunismo cuando llegara el capitalismo.
Y están quienes directamente lo tildan
de traidor por haber destruido un imperio, argumentando que la llegada de la
democracia era posible por un camino menos cruel.
Una amiga
me dijo que “a pesar de todos sus errores, reconozco que al menos no nos hizo pasar vergüenza en el exterior,
como fue el caso de Yeltsin, un político extravagante y protagonista de varios
papelones, muchas veces por haber estado borracho, como el día en que se negó a
bajar del avión para reunirse con el Primer Ministro de Irlanda, o la vez que
hizo música con cucharas golpeándolas reiteradas veces en la cabeza del presidente
de Kyrgyzstán, Azkar Akayev.
Es notable
que una de las cosas que más recuerdan los rusos de los tiempos de Gorbachov
sea la ley seca que se había aprobado en 1985.
Una ley
seca en un país famoso por su cultura alcohólica puede desencadenar hechos
inimaginables. La primera ley seca en la historia de Rusia la había decretado
el zar Nicolás II, en 1914, con la intención de que toda la producción de alcohol
del país se destinara a hospitales de campaña durante la Primera Guerra Mundial.
El zar y su familia fueron asesinados por los bolcheviques en 1918, pero la
vigencia de la ley se mantuvo hasta 1925.
La decisión
de Gorbachov de restablecer la ley seca seis décadas más tarde trajo
consecuencias desastrosas no sólo para su popularidad política, sino también
para la salud pública del país. Ante la imposibilidad de conseguir alcohol, la
gente empezó a tomar cualquier cosa que fuera capaz de embriagarlos. Aunque
parezca increíble, durante esos años miles de personas murieron tras beber
colonias baratas, anticongelantes para motores e incluso líquidos
limpiavidrios. El caos fue tal que las farmacias tuvieron que suspender la
venta de alcohol y el vodka se convirtió en el instrumento clandestino de canje
más valioso. La llegada de Yeltsin en 1992 dejó sin efecto la ley, pero el daño
ya estaba hecho, y además, en el sur de Rusia, se destruyeron grandes
plantaciones de vid.
Gorbachov, "Hombre del año" para la revista Time, año 1988, tiempos en que Occidente se relamía cuando se avecinaba el fin de la URSS.
Quizás el
paso del tiempo mejore la imagen de Gorbachov en Rusia, especialmente cuando
haya desaparecido la generación que sufrió la miseria de la década del 90. Pero deberán pasar unos cuantos años.
Que salga en la TIME ya me genera desconfianza.. (buscá la nota de CNN al Rafa Correa hablando de Santos y su portada en TIME)
ResponderEliminarAbrazo Mauro!
Jesi
y porque quieres que cambie la imagen, si envió a millones de seres humanos al paro y la miseria es un criminal de lesa humanidad, para mi es como hitler o peor, urss 1990 293.000.000 habitantes rusia 2015 140.000.000 habitantes
ResponderEliminar¿donde están los 153.000.000? emigración y caida en la esperanza de vida
eso es un criminal y esos son los datos, menos jilipoyeces
puto el que lo lea
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