jueves, 21 de marzo de 2013

¡No toquen a Chipre!


Debería ilustrar estas líneas con un oligarca ruso apuntándole con un Kalashnikov a los popes de la Unión Europea (UE) que pretendían que Chipre aprobara una ley para cobrarles un impuesto a los titulares de cuentas bancarias (de entre el 6,75 y 9,9 % según los montos de los depósitos), con el fin de evitar la quiebra del sistema financiero chipriota.
Desde hace un par de días me ha sorprendido la difusión que tiene la noticia en Rusia, e incluso es muy probable que los rusos pongan la plata para el rescate.

En Chipre hace varios días que los bancos están cerrados.

Hay un dato que no tengo manera de confirmar, pero ya lo leí en varios artículos: ¡el 40 por ciento de los titulares de cuentas bancarias en Chipre son rusos! Dicen que mientras el parlamento chipriota estaba reunido debatiendo qué hacer, una gran cantidad de magnates rusos esperaban a pocos kilómetros en sus jets privados, listos para retirar los depósitos en caso de que se aprobara lo que hubiera sido una especie de corralito, una medida durísima que nunca se barajó cuando se analizaron distintas opciones para salvar a otros insolventes europeos: Grecia, España, Irlanda y Portugal.




¿Y por qué a Chipre con los tapones de punta? Los rusos dicen que la única razón es que como el 40 por ciento de los afectados serían rusos, se hace más fácil implementar una medida tan dura. Pero además, los rusos están furiosos porque creen que la UE se basa en el lema de “ladrón que roba a otra ladrón, tiene 100 años de perdón”, argumentando que en cuentas chipriotas hay depositadas fortunas mal habidas (sobornos, juego clandestino, tráfico de uranio, etc).
La verdad es que Chipre es una especie de paraíso fiscal, la Suiza rusa, los bancos ofrecen anonimato y grandes facilidades para hacer negocios, y llevar la plata a esa isla es una gran tentación, porque el impuesto a sociedades es de apenas el 10 por ciento, cuando en Rusia es del 60. El Banco Central ruso informó que Chipre es el principal destino de las inversiones rusas en el extranjero.

La maniobra que se hace es de una ingeniería financiera bastante difícil de explicar e incluso de entender para quienes no estamos en ese mundo, pero según me explicaron, las empresas rusas mandan la plata a petroleras de Chipre, y después ese dinero es “repatriado” a través de inversiones en compañías rusas que operan en todo el mundo.

Con 30.000 millones de dólares de empresas y particulares rusos depositados en Chipre (una cifra impresionante, que, por ejemplo, equivale al 75 por ciento de todas las reservas que hoy tiene el Banco Central argentino), es lógico que en estos días, el país más grande del mundo mire a Chipre -una isla cuya superficie es apenas la octava parte de la provincia de Entre Ríos-, como si fuera el ombligo del mundo.  

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